Discurso del Director General de la OIT en la apertura de la 112ª Conferencia Internacional del Trabajo
3 de junio de 2024
Señor Ministro Alexei Buzu, Presidente de la Conferencia Internacional del Trabajo,
Señor Ministro July Moyo, Vicepresidente gubernamental,
Señor Rajeev Dubey, Vicepresidente empleador,
Señora Beatrice Lestic, Vicepresidenta trabajadora,
Estimados delegados y delegadas,
Señoras y señores:
Permítanme sumarme al Presidente del Consejo de Administración y al Presidente de la Conferencia para darles la bienvenida a la 112.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
Quisiera comenzar felicitando al Presidente Buzu, así como a su Vicepresidenta y a sus Vicepresidentes, por haber sido elegidos para dirigir nuestras labores.
Me gustaría compartir con ustedes la sensación de ambivalencia que me invade. Desde nuestra última reunión, en junio de 2023, me he preguntado a menudo hacia dónde va el mundo: por un lado, avances notables, positivos y alentadores, por otro, retos y crisis que se suceden sin tregua.
Las perspectivas macroeconómicas mundiales son estables. Como saben, el Fondo Monetario Internacional prevé que el producto interior bruto mundial crezca un 3,2 por ciento en 2024 y 2025, una cifra bastante similar a la de 2023.
Todas las regiones, en diferentes grados, han recuperado el nivel de actividad económica que tenían antes de la pandemia. Las medidas eficaces adoptadas por los bancos centrales para contener la inflación también han contribuido positivamente. En este sentido, se prevé que las presiones inflacionistas cedan y la tasa de inflación baje del 5,8 por ciento en 2024 al 4,4 por ciento en 2025. Ello podría aliviar —así lo espero vivamente— el poder de compra de los trabajadores, que ha quedado muy dañado.
Al mismo tiempo, las tensiones geopolíticas no han dejado de aumentar. Los focos de tensión se han intensificado. A las crisis ya existentes, se ha sumado la espantosa situación del Oriente Medio. Los conflictos —absolutamente indignantes— en Gaza, el Yemen, el Sudán, Haití, Ucrania y el Este de la República Democrática del Congo, por mencionar solo algunos, siguen representando desafíos mayúsculos para la humanidad y, en particular, para el multilateralismo. Cabe subrayar con tristeza la falta de resultados con respecto al tratado sobre pandemias la semana pasada en la Organización Mundial de la Salud.
En cuanto al mercado de trabajo, la OIT prevé una tasa de desempleo mundial del 4,9 por ciento en 2024 y 2025, lo que representa un descenso leve —pero un descenso al fin y al cabo— con respecto al 5 por ciento registrado en 2023. Supone además una corrección a la baja de la previsión del 5,2 por ciento que habíamos hecho en noviembre del año pasado. En definitiva, estas perspectivas alentadoras son el árbol que tapa el bosque. Una tasa de desempleo del 4,9 por ciento equivale a 183 millones de desempleados en todo el mundo.
Como saben, la medida de la tasa de desempleo no tiene en cuenta a los trabajadores y trabajadoras que, por diferentes razones, han abandonado el mercado de trabajo y ya no están activos en él, aunque conservan intacto el deseo profundo de lograr un empleo.
Por consiguiente, los expertos de la OIT han elaborado un nuevo índice, a saber, el del déficit de empleo (job gap) para colmar esa laguna. En la actualidad, el déficit de empleo sigue siendo elevado y, según nuestras previsiones, será de 402 millones en 2024, pese a haber experimentado un descenso notable en comparación con los 473 millones registrados en 2022.
En los países de ingresos bajos, el déficit de empleo entre las mujeres asciende al 22,8 por ciento, frente al 15,3 por ciento de los hombres; mientras que, en los países de ingresos altos, la tasa es del 9,7 por ciento entre las mujeres y del 7,3 por ciento entre los hombres. En el mundo del trabajo en su conjunto, el 45,6 por ciento de las mujeres tienen empleo, frente al 69,2 por ciento de los hombres. Estas desigualdades se suman a las de la brecha salarial entre mujeres y hombres.
Por otra parte, la lucha contra la informalidad parece estar perdiendo impulso. El ritmo de creación de empleos formales no ha ido a la par del aumento de la población en edad de trabajar. El número de trabajadores informales pasó de aproximadamente 1 700 millones en 2005 a 2 000 millones en 2024.
La misma dualidad existe con respecto a las percepciones sobre la inteligencia artificial y sus consecuencias en el mercado de trabajo. Nuestros análisis indican que la mayoría de las profesiones se verán potenciadas por la tecnología, en vez de ser objeto de una simple automatización.
El aprovechamiento de las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial constituye una alternativa más que una amenaza, naturalmente, siempre que invirtamos de forma decisiva en la actualización de las competencias, la formación profesional, la adquisición de nuevos conocimientos y la readaptación.
La OIT ampliará sus actividades de investigación en este ámbito y, en particular, sobre sus consecuencias para el mercado de trabajo y el valor intrínseco del trabajo.
Esta dualidad me trae a la mente la Declaración de Filadelfia, en la que se establece (y cito) que «la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos» y que «el trabajo no es una mercancía».
Huelga decir que me complace la atención especial que dedicaremos a conmemorar el 80 aniversario de la Declaración de Filadelfia (suscrita el 10 de mayo de 1944) y, en este sentido, quisiera dar la bienvenida a la Sra. Jayati Ghosh. Tenemos mucho interés en escucharla.
Quisiera dar las gracias a todos los Jefes de Estado y de Gobierno y a nuestros mandantes tripartitos, así como a todos nuestros asociados que apoyan la Coalición Mundial para la Justicia Social.
En la actualidad, contamos con 280 asociados, entre los que se cuentan 68 Gobiernos. Tendremos la oportunidad de entablar un debate más a fondo a ese respecto en el foro inaugural que se celebrará el 13 de junio.
Permítanme referirme ahora a las comisiones.
Como es habitual, la Comisión de Aplicación de Normas se consagrará al control del respeto de las normas de la OIT.
La Comisión Normativa celebrará su primera discusión sobre los peligros biológicos atendiendo a las recomendaciones del Grupo de trabajo tripartito del mecanismo de examen de las normas. A ese respecto, examinará y propondrá recomendaciones destinadas a colmar las lagunas detectadas por el Grupo, con miras a su presentación a la Conferencia en 2025.
La Comisión de la Discusión Recurrente sobre los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo examinará las consecuencias de las múltiples crisis interconectadas en la aplicación efectiva de dichos principios y derechos.
Por último, la Comisión de la Discusión General se centrará en el trabajo decente y la economía del cuidado.
En paralelo a los trabajos de las comisiones de la Conferencia, tendremos la oportunidad de dialogar con los cofacilitadores de la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, que la Asamblea General de las Naciones Unidas prevé celebrar en 2025. Esta Cumbre representa una oportunidad única para que la igualdad social se convierta en uno de los tres pilares principales de nuestras sociedades, junto con el pilar económico y el pilar ambiental.
Un año más, quisiera invitarlos a examinar la Memoria que he presentado a la Conferencia con una mentalidad abierta.
Mi Memoria se centra en el tema de la justicia social, examinando los cimientos sobre los que debemos construir las oportunidades y las instituciones del trabajo decente en sociedades justas. Asimismo, aborda la cuestión de la renovación del contrato social.
¿Cómo podemos revisar el contrato social a escala mundial, regional y nacional para que la justicia social se convierta en el pilar fundamental de una paz duradera, una prosperidad compartida, la igualdad de oportunidades y una transición justa? La finalidad de esta Memoria no es imponer ideas preconcebidas, sino estimular un debate que esperamos que sea productivo y fructífero.
La Conferencia también examinará mi informe anual sobre la situación de los trabajadores de los territorios árabes ocupados. El tan trágico conflicto actual está causando una pérdida exponencial de vidas humanas y medios de subsistencia, y exige nuestra máxima atención. Este conflicto debe terminar. Permítanme que insista encarecidamente en ello. Espero que la sesión plenaria especial, organizada de manera excepcional el 6 de junio, pueda contribuir a este objetivo.
En cuanto a la gobernanza de la OIT, aunque este tema no figure en el orden del día de la reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, quisiera invitar a todos los Estados Miembros que aún no lo han hecho a ratificar el Instrumento de Enmienda a la Constitución de la OIT, 1986.
Cabe recordar que 126 países, incluidos dos que ocupan puestos no electivos, ya han ratificado dicho Instrumento. Sin embargo, su aplicación sigue pendiente de la ratificación de al menos tres de los otros ocho Estados Miembros que ocupan puestos no electivos.
Me gustaría concluir citando un fragmento de la Declaración de Filadelfia: «todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades».
Muchas gracias.
3-14 de junio de 2024
112.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo
El Director General de la OIT advierte de que las múltiples crisis podrían poner en peligro los recientes avances en el mundo del trabajo
112.ª Conferencia Internacional del Trabajo #ILC2024
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